Cuando no nos gusta alguna parte de nuestra vida recorremos a aparentar que dicha parte no existe. Aparentamos ser buenos en algo, aparentamos no tener miedo, aparentamos no estar tristes. Mentimos a los demás y nos mentimos a nosotros mismos. Tratamos de engañarnos, convenciéndonos de que no somos así y de que, en alguna parte del trayecto, todo eso cambiará.
El pasado se queda en el pasado, o eso es lo que queremos hacer ver. Realmente, el pasado asalta nuestro día a día burlando todos los muros y viniendo sin más.Librarnos del pasado es imposible. Forma parte de nosotros. Pero si tratas de sobrellevarlo, probablemente consigas que deje en paz tu presente.
Creemos conocer a la gente pero, en muchas ocasiones, nos damos cuenta de que no es así. Creemos saber lo que piensan, como van a actuar y como son, pero nos sorprenden y actúan como menos nos lo esperamos.
Realmente, creemos saber como son las personas y, aunque acertemos con la mayoría, hay unos pocos de los que solo logramos rozar la superficie. Son todo un misterio para nosotros.
Te levantas cada mañana sin saber lo que ese día te depara. Esperas que no sea un día con demasiadas complicaciones, un día normal, aunque sepas que, a veces, eso es imposible. Puedes aguantar un golpe, dos,... pero cuando empieza a ser preocupante, tratas de no explotar aunque tengas unas ganas inmensas de levantarte y gritar "¡BASTA!".Aguantar. Mantenerse en pie. Levantarse cada día. En ocasiones es más difícil de lo que pueda parecer. Como un muro que poco a poco va agrietándose, aguantas todo lo que puedes, hasta que decides apretar el botón de autodestrucción.
En nuestro cuerpo tenemos unos órganos encargados de secretar hormonas, las glándulas. Parte de estas hormonas son las encargadas del dolor, la felicidad y los cambios de humor que sentimos. Ellas son las responsables de los días que nos sentimos sin ganas, malhumorados. Y lo mas curioso es que, justamente esos días, parece que todo vaya a tu contra.
Todo el mundo tiene malos días, semanas, o temporadas. Lo único que podemos hacer es aguantarlos. Procuras recibir el menor número de golpes aunque eso signifique tener que patearle el culo a unos cuantos.
La ciencia pretende estudiar la naturaleza y conocer su realidad. Pero lo normal en las personas es que nos precipitamos y creemos conocer la verdad sobre lo que nos rodea. La primera idea que nos formamos siempre es equivocada y, cuando nos damos cuenta de ello, cuesta retractarse. Creemos saber como son las personas, creemos conocer la realidad de lo que nos rodea, pero nos equivocamos. Cuando volvemos a ver las cosas con diferentes perspectivas entonces logramos profundizar un poco más. Nos acercamos más a la verdad.
Murphy era un capullo. Y sus leyes son aun peores. “Si algo puede salir mal, saldrá mal”. La certeza en sus frases es indiscutible. Por mucho que lo intentes, al parecer, la tostada siempre caerá por el lado de la mermelada. Tras un mal día, lo mejor es tomarse lo mejor posible lo que ha ocurrido. Sonreír hace que todo no sea tan malo. Y, algunas veces, algo puede salir bien. La excepción confirma la regla.
La verdad es que sabemos que no tenemos razón. Nosotros trazamos el camino de los sucesos de nuestra vida. Somos los novelistas del destino en nuestras vidas. Es imposible esconderse de la verdad. Es imposible huir de nosotros mismos.
El cuerpo humano es complejo y está formado por múltiples partes. Tenemos un esqueleto que nos mantiene en pie. Unos músculos que nos ayudan a mover nuestras articulaciones. Un cerebro, con el que pensamos, razonamos. Un corazón que late y hace fluir la sangre por todo el cuerpo. El cuerpo humano es complejo, pero las personas van mucho más allá. No nos podemos definir únicamente por nuestra anatomía. Como somos, lo que hacemos es la parte más importante, y la menos conocida.
Planeamos. Tratamos de trazar el camino exacto que queremos seguir día a día. Nos gusta pensar que tenemos las cosas bajo control, con un orden y que todo marche como pensamos. Pero nunca ocurre así. El futuro es incognoscible, y somos incapaces de controlar lo que nos sucede, lo que nos rodea, por mucho que queramos.Miramos al pasado y nos damos cuenta que nunca tuvimos nada bajo control. Las cosas siguieron su flujo sin poder evitar que así pasase, que todo cambiase. Los errores del pasado, no podemos evitar que vuelvan a ocurrir; tampoco los nuevos errores y dificultades que están en nuestro porvenir. Nuestras vidas no se encuentran bajo nuestro control.
