Alguien dijo alguna vez que los sueños no están para cumplirse, sino para soñarlos y llenarse de ilusion entre tanto y tanto. Mis sueños son pequeños, no se parecen ni a una mansión ni a una isla. Yo sueño con vivir los pequeños placeres de mi vida, como subirse a un caballo frio, y luego bajarse y que esté que eche humo. Que cuando vallas a verle te esté buscando entre la oscuridad de la cuadra. Placeres como dibujar en mi sofá de terciopelo tu nombre, rascarme una de esas horribles picaduras, jugar a que fumo con el vaho cuando hace frío. Me encanta conocer nuevos olores, pero mis preferidos los de los permanentes y la gasolina. Pero las dos cosas que más quiero en este mundo, el alma de un caballo prestada y te quiero a ti. Querido mundo, los sueños sí que están para hacerse realidad.